Eduardo Peris: “El nuevo Colegio velará por situar a los Ingenieros Informáticos de Aragón a la cabeza de España”

Eduardo Peris: “El nuevo Colegio velará por situar a los Ingenieros Informáticos de Aragón a la cabeza de España”

Entrevista en Aragón Digital

Eduardo Peris apostó por la ingeniería informática tras un viraje de rumbo estudiantil de última hora. Siempre fue más de ciencias. Eso lo tenía claro. No obstante, al llegar a COU, se aventuró a dejar de lado la cuadrícula matemática para inmiscuirse de lleno en la incomprendida dimensión binaria. Hoy, ya sea por karma o por las vueltas de la vida, Peris dirige el decanato del recién constituido Colegio de Ingenieros Informáticos de Aragón. Cierra así una etapa política que no le otorga sino un nuevo y significativo propósito vital.

Pregunta.- Hace unas semanas se constituyó el Colegio de Ingenieros Informáticos de Aragón y usted ha sido nombrado su decano.
Respuesta.– Sí, por fin hay colegio. Desde luego ha resultado una travesía larga y laboriosa, porque, a diferencia que en muchas Comunidades Autónomas -que ya contaban con ente colegiado- aquí en Aragón existía una deficiencia. La verdad es que no tengo claro por qué era; quizá por desconocimiento de lo que realmente es la ingeniaría informática. A priori aparenta ser una simple titulación o especialidad, accesible a la gente, ya que todo el mundo tiene hoy ordenador, pero realmente la especialización cursada en las universidades ha sido históricamente la gran desconocida.

Con la constitución del Colegio hemos conseguido mucho, además de poner a todos los partidos políticos de acuerdo, que terminaron votando por unanimidad en las Cortes. Después de esa travesía, he tenido el honor de que mis compañeros me propusieran como representante de todos, ejerciendo de decano.

P.- ¿Cree que la informática forma ya parte del genoma social?
R.- La informática es totalmente necesaria y, nosotros, en Aragón, podemos presumir tanto de nuestras universidades como de los profesionales que salen de sus aulas. Además, nuestra Comunidad goza de una dilatada trayectoria en cuanto a titulaciones en Ingeniería Informática. De hecho, antes de la instauración del Plan Bolonia, ya contábamos en la politécnica de La Almunia con la titulación de Ingeniería Técnica Informática de Sistemas. También hemos sido fuertes en lo que ahora es la Escuela de Ingeniería y Arquitectura (EInA), o en la politécnica del campus de Teruel y la Universidad San Jorge.

P.- Hay ciertas voces que alegan que el concepto de “informática” está infravalorado, ¿qué opina al respecto?
R.-Que el término informático ha sufrido generalizaciones y quizá ya sea el momento de revalorizarlo, de aludir a la “ingeniería informática” o al “ingeniero informático”. Porque una cosa es la informática, otra distinta quien haya sido autodidacta o haya adquirido algún tipo de estudio en informática, y otra todavía más distinta la persona que estudia ingeniería informática. En esa línea, el ente colegiado ambiciona ser un referente para velar, defender y proteger la profesión dentro de esta Sociedad de la Información.

P.- ¿Qué balance hace de estas semanas de trabajo?
R.- Muy bueno. Es cierto que los comienzos implican verdaderos quebraderos de cabeza y esfuerzo desmedido, porque estás creando algo de la nada. Estatutos, sede nacional, estructura básica. Todo. Aun así, y a pesar del escaso bagaje por lo poco que llevamos en activo, estamos muy contentos. Tenemos sede, hemos dado algún curso a nuestros colegiados, hemos entrado en el consejo nacional –además, con tres puestos- y estamos teniendo conversaciones con otros colegios de nuestra rama en España. Ciertamente, muy contentos.

P.- Ahí van, piano, piano, pero con rumbo firme…
R.- A muy buen rumbo. Desde luego, nuestras previsiones son muy altas. Sin ir más lejos, las ingenierías informáticas tienen listas de espera en todo nuestro territorio.

P.- Si tan evidente resulta que dentro del campo de la tecnología están las profesiones del futuro, ¿Qué le está pasando a España? ¿Por qué cuesta tanto apostar por la innovación?
R.- El problema yo creo que radica en todo lo que conlleva la I+D+i. Además, es un patrón que se repite independientemente de quién gobierne. Nos olvidamos de que los resultados de las inversiones de hoy cristalizarán en diez o 15 años. Quizá haya que cambiar el chip, empezar a gobernar a largo plazo, alejándonos del cortoplacismo, e interiorizar que “no pasa nada” si son otros los que reciben el beneficio de esa inversión y apuesta previa. Al final, esa inversión atraerá beneficio a todos.

P.- ¿Plantea entonces que debería concebirse como asignatura troncal?
R.- Exacto, aunque para ello sea necesario hacer, tal y como suelo decir, “terapia de grupo” y concienciar así a todos sobre su importancia. La cuestión aquí es que ha influido sustancialmente el periodo de crisis y dentro del juego político a veces es necesario priorizar. ¿Reducimos entonces en sanidad y educación, o invertimos en investigación? Hay que encontrar la fórmula, pero quizá la clave sea no reducir tanto la partida en innovación, y plantear la reducción en otros sitios.

Lo importante es que se dibuje una línea continua ascendente, como han hecho otros muchos países europeos. Insisto en que hay que mirar a largo plazo, porque los beneficios se revertirán en la economía de nuestro país. Es curioso que en política todos decimos que la innovación es importantísima, pero al gobernar es como el patito feo, se le deja de lado…

P.- Una dimensión política que además usted conoce muy de cerca. Acaba de anunciar que se retira. ¿Es definitivo o deja la puerta abierta?
R.- Creo que la vida se fundamenta en etapas y la política, especialmente, es un tránsito en la vida. Cuando uno entra tiene que saber salir. En ese aspecto considero que mi etapa en este momento debía concluir y abrir otros caminos personales y profesionales, como este en el que me aventuro ahora y que es ilusionante.

P.- Porque todo es y será tecnología…
R.- Sí y la propia sociedad debe concienciarse de ello, apostando también por esos especialistas. Hay que entender que la tecnología es inversión con rentabilidades a medio y largo plazo. En el caso empresarial, es la propia compañía y sus cabezas visibles las que deben abogar por la búsqueda de ingenieros informáticos capacitados y titulados para que se encarguen, por ejemplo, de la seguridad.

P.- ¿Cree que aún asusta la senda tecnológica?
R.- Parece que sí, pero estoy seguro de que entre todos lograremos que se haga una apuesta decidida por ella. Antes incluso en política hablar de tecnología era extraño. Ahora ya vamos concienciándonos de que existe un cuerpo de profesionales muy preparados y necesarios. El ámbito de la ingeniería informática va a dar mucho que hablar.

P.- ¿Y usted cómo llegó a la informática?
R.- ¡Ay! Las vueltas que da la vida. Cuando estudiaba en el colegio jamás me planteé nada de informática. Está claro que percibía que iba más conmigo el ámbito científico (matemáticas, dibujo), supongo, porque mi padre es ingeniero, pero no me terminaba de cuajar del todo. Así que en el último momento de COU –cuando me estaba desviando más hacia las matemáticas- me dije: “Uf, pero, ¿adónde voy yo con eso?”. Fue entonces cuando probé la ingeniería informática.

En mi familia sorprendió mucho, porque en ese entonces la informática se asociaba al típico muchacho que jugaba al ordenador en una habitación. Nada tiene que ver, al menos, conmigo. También era una titulación muy reciente y poco conocida. Finalmente aposté por ello y confieso que, una vez me metí en el mundillo, me apasionó. Y ya sabes lo que se dice: cuando algo te gusta, lo estarás aprendiendo toda la vida. Es mi caso con el doctorado o en general con la docencia, que asimismo me dedico a ello. Yo lo llamo Karma, porque las primeras prácticas las hice en un departamento de la Universidad.

P.- ¿Un doctorado? ¿Por dónde va a encauzar su tesis?
R.- La estoy enfocando en sistemas de computación en Smart Cities, las ciudades conectadas. Es el futuro, porque todos los ámbitos de la vida van a estar basados en la conectividad.

P.- Igual alguno de sus parámetros se acaba implementando en Zaragoza…
R.- ¡Ojalá! Pero queda mucho aún. Lo que creo que pasa últimamente es que aprendemos muchos términos y los empleamos en el ámbito político sin a veces siquiera saber qué es realmente, dando a entender que todo es muy moderno, cuando en realidad no lo es tanto. Estamos aún en pañales.

P.- Bandera en mano, tienen ahora mucho trabajo por delante…
R.- Sobre todo mucho trabajo para situar a Aragón y a sus profesionales a la cabeza de España. Ponernos en el sitio que nos merecemos. En ese aspecto, nos dejaremos la piel.

Enlace Entrevista: [aquí]

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